Estimada Comunidad Educativa
Septiembre se recuerda como el mes de la Patria, mes en que se recuerda a hombres y mujeres que ofrecieron sus vidas como muestra de donarse a los demás en la búsqueda por alcanzar el sueño de unidad para mejorar el mundo. Comparto con ustedes que esta narrativa, con el transcurrir de los años, sigue vigente; nuestro México sigue necesitando hombres y mujeres que busquen un cambio renovado; ante ello les comparto una Utopía urgente que puede ser una realidad en la educación de nuevas generaciones.
Somos personas con la bondad de crecer, crear, recrear y transformar el mundo desde nuestro propio crecimiento personal-espiritual; a pesar de los hechos que el mundo presenta de manera hostil en muchas de las ocasiones; en donde también podemos encontrar momentos llenos de alegría que nos permite decir ¡Gracias! Y que, de manera inexplicable, reconocemos un proceso profundo de Fe.
Nuestro México tiene muchas heridas por curar, muchos duelos que consolar, muchas debilidades por reconocer que permitan redescubrir un camino lleno de oportunidades para mejorar la vida de todos. Los tiempos que vivimos presentan ante nosotros nuevos desafíos que ponen a prueba nuestra capacidad para cumplir con la misión que a cada uno nos ha sido encomendada o decidimos asumir.
Los caminos para responder a nuestras responsabilidades pueden ser diversos, pero en realidad es uno mismo para todos; en este caso los padres de familia y los colaboradores del Colegio tenemos una Centralidad fundamental que nos une y anima; y es el cuidado de los alumnos en cada una de las secciones. Estamos llamados, a seguir las huellas de Jesús, cómo Calasanz nos enseñó; a brindar lo mejor de nosotros mismos para construir, respectivamente, hogares y escuelas donde ellos crezcan con plenitud, se sientan acogidos, cuidados, amados y educados desde la Piedad y las Letras para la transformación de la humanidad.
Por consiguiente, el desafío es mayor para encontrarnos y coincidir desde la mirada que el Papa Francisco evoca, que es el de caminar juntos, compartir juntos, decidir juntos; seguir un camino de desaprender para reaprender o aprender a través de espacios donde se nos invite a reflexionar acerca de las necesidades particulares para cuidar, a su vez, a los niños, adolescentes y jóvenes.
Aquí en el Colegio, nuestros hijos, nuestros alumnos, necesitan a sus papás y educadores fuertes, seguros, capaces de dar testimonio, de disposición, de escuerzo, de perseverancia para impulsar los valores universales desde el evangelio como estandarte de dignidad y amor. Caminar juntos es tan necesario, tan meritorio que solo será posible a través de un diálogo libre y honesto para reconocer y acordar cómo discernir juntos, de buscar juntos sin sobreponer ideas.
El sueño para Transformar a México y el Mundo inicia en la formación de personas íntegras, capaces de pensar en el cuidado de sí mismo y de los otros para que juntos cuiden el entorno; en el colegio seguiremos cuidando todas las acciones necesarias para que los alumnos logren su desarrollo integral desde los principios escolapios; teniendo como apoyo invaluable la colaboración de los padres de familia.
Me despido diciendo “Tu Voz” es la melodía que permitirá armonizar la belleza de la escucha mutua, diáfana y esperanzadora. Construyamos juntos los caminos necesarios para ayudarnos mutuamente y propiciar un acompañamiento seguro para los hijos, los alumnos.
Con cariño
Mtra. Emma Illescas Navarro
Directora General