Cada 26 de septiembre la Orden, la Fraternidad Escolapia se reúne en oración por todos los jóvenes que, siguiendo la llamada del Señor, están viviendo su proceso de Formación Inicial.
Esta “Jornada de Oración por los Jóvenes Escolapios”, fue instaurada por la Congregación General en el aniversario del fallecimiento de los cinco jóvenes Ernest, Richard, Anathole, Henry que iban a iniciar su Prenoviciado en Dakar y perdieron su vida en el hundimiento del Barco “Le Joola”, acontecido el 26 de septiembre de 2002.
Oremos por ellos, oremos por los jóvenes en Formación Inicial.
“Padre Dios, te pedimos por cada uno de los jóvenes que se están formando como escolapios en todas las Demarcaciones de la Orden. Te presentamos, uno a uno, a todos ellos. Tú sabes bien lo que cada uno vive y lo que cada uno necesita. Te pedimos que a cada uno le des lo que sabes que es bueno para su crecimiento vocacional, para poder ser profundamente feliz en su vida escolapia.
Hazles, Padre, capaces de descubrir el tesoro de la vocación escolapia, y de cuidarlo como perla preciosa por la que todo lo demás se convierte en insignificante: dales el don de desear seguir plenamente a Jesús para que llegue a ser el centro de su vida, y que lo sea para siempre. Que sepan cuidar ese primer amor, esa razón por la que decidieron, no sin preguntas, dejarlo todo por lo único realmente necesario. Te pedimos que les concedas vivir una experiencia escolapia tan auténtica y consistente que cada día se fortalezca este primer amor para convertirse en el único, creciendo en su vida de pobreza, de castidad y de obediencia.
Concédeles, Señor, el don de cuidar su propio proceso, llenándolo de autenticidad, de transparencia, de oración, de coraje y de testimonio. Que sepan, Señor, poner nombre a lo que viven, trabajar para comprenderlo a la luz de tu Palabra, compartirlo con quienes les acompañan en el camino, celebrarlo en cada Eucaristía y ponerlo en tus manos sabiendo que sólo Tú tienes la respuesta, y vivir, cada día, sabiendo que ellos son –sobre todo- los responsables del don vocacional recibido.
Ayúdales, Señor, a descubrir en Calasanz el modelo de plenitud humilde propuesto a cada escolapio, y a aprender de él la entrega incondicional a los niños y jóvenes, la preferencia por los pobres, el valor de la educación, el amor por la Orden –en cada uno de los hermanos-, la disponibilidad a la misión, el compromiso por la comunidad y el valor santificador de la vida cotidiana. Les has dado y nos has dado un padre extraordinario. Hazles y haznos capaces de aprender de él.
Te pedimos, Señor, que les concedas el precioso don de la fidelidad vocacional, esa fidelidad que es el fruto de tu amor y de la autenticidad de su vida, del trabajo y del compartir comunitario, de los medios que cada uno se esfuerza en poner y de la oración confiada. Hazles capaces, Señor, de vivir una vida escolapia plena y de sentirse corresponsables con la Orden en la construcción de unos horizontes renovados, ricos y posibles, de vida y de misión escolapias.
Da a cada uno, Señor, el don de valorar la vida de cada día, con sus afanes y compromisos.
Concédeles descubrir que, siendo fieles en lo pequeño, sólo así, podrán serlo en los momentos en los que les pidas algo más fuerte. Que sepan valorar su comunidad, sus estudios, su trabajo educativo y pastoral, su proyecto de vida, su oración cotidiana, su pan de cada día, todas las personas que vas poniendo en su camino, y que aprendan a ver en todo ello tu presencia, siempre agradecidos.
Atiende a cada uno en su circunstancia, Señor. Al que tiene sus dudas, ayúdale a formular bien las preguntas; a quien vive con seguridad, hazle capaz de ponerla sólo en Ti. Al que acaba de entrar, dale testigos que le transmitan que es posible vivir, a cualquier edad, aquello que quieren vivir.
Al que vive su Noviciado, hazle capaz de enamorarse de una vocación que le pide entrar a fondo para tocar la clave desde la que entregar la vida. Al que profesa o renueva sus votos, ayúdale a comprender en nombre de Quién se consagra y para qué Reino entrega su vida, para que pueda hacerlo cada día. Al que se ordena, concédele vivir el sacerdocio al estilo que lo vivió Calasanz, siendo siempre fiel al don recibido y entregado a los pequeños, con los jóvenes y desde los pobres. A cada uno, Señor, dale aquello que necesita para llegar a ser el escolapio que Tú sueñas y que los niños y jóvenes esperan.
Te damos gracias, Padre, por todos y cada uno de ellos. Y por todos los que vendrán, llamados por Ti, a las Escuelas Pías.
Hazles plenamente escolapios. Y ayúdanos a todos a poder acompañarlos, para así seguir construyendo las Escuelas Pías de San José de Calasanz. Amén”
Que María, Reina de las Escuelas Pías, sea para cada uno de ellos Madre e Intercesora, para que se configuren, poco a poco, como auténticos Pobres de la Madre de Dios.
Amén 🙏