Estimada Comunidad Educativa
Las líneas de este mes hacen referencia al Triduo Pascual; días centrales del Año Litúrgico, en que la Iglesia, celebra el Misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor.
Este año, una vez más, viviremos las celebraciones Pascuales en medio de la pandemia; moviendo en nuestros corazones muchas situaciones de tristeza y desolación como resultado, por ejemplo, del egoísmo, la soberbia, la indiferencia y la crueldad en el mundo.
Al reflexionar en torno al significado del Triduo Pascual, podemos encontrar luces que orientan el sentido de la vida en la actualidad.
Empezaré por mencionar que, en el Jueves Santo, Cristo dejó a la humanidad el testamento de amor en la Eucaristía; y los signos de humildad y de servicio al prójimo en el lavatorio de los pies de sus discípulos.
El Viernes Santo es el día de penitencia, de ayuno y de oración ante la Cruz que nos hace recordar el Calvario que vivió Jesús hasta su muerte, quien, siendo inocente, fue inmolado por nuestra salvación para liberarnos de las tinieblas y de la resistencia a dejarnos ser amados por Dios.
El Sábado Santo, día del silencio, el día en que la humanidad sufrió ante la Pasión y Muerte de Jesucristo sumergidos en el miedo y desconcierto. Ese día la figura de María al pie de la Cruz, envuelta en llanto ante el deceso de su hijo amado y, en la hora más oscura de su vida, se convirtió en nuestra Madre e intercesora frente a Jesucristo para brindarnos consuelo y esperanza de vida eterna.
El Triduo Pascual en esta Semana Santa nos exhorta para que como hijos de Dios vivamos como verdaderos hermanos; siendo siervos los unos de los otros y lavándonos, mutuamente, los pies como Jesús lo hizo con sus discípulos; es decir ayudándonos en toda adversidad, ser sensible de las necesidades de los demás; así como redimir nuestras diferencias para reconocer nuestras virtudes.
La presencia de Dios en nuestras vidas se hace evidente cuando permitimos su ayuda, a través de nuestros seres queridos, amigos y de todas aquellas personas que se hacen presentes; así como aquellos que se compadecieron de Jesús en el camino al Calvario para que su Cruz fuera menos pesada.
Sin embargo, en ocasiones enfrentamos nuestros miedos y preocupaciones en un duro silencio y con ausencia de Dios; llevándonos a una terrible soledad y sufrimiento; perdiendo el sentido de nuestras vidas.
Sensible y unida a todos ustedes ante los momentos que seguimos viviendo; los animo para que en la Vigilia Pascual tengamos el encuentro en la Fe con Cristo Resucitado, quien nos confirma tanto el perdón de nuestros pecados como el hermoso signo de amor que es la promesa de la vida más allá de la muerte.
Ruego, fervientemente, que el próximo Domingo de Pascua; cuando celebremos la Resurrección de Jesucristo; llenos de profunda alegría y esperanza anunciemos que venció a la muerte y nos dispongamos para ser la Buena Nueva en el mundo, dando testimonio de nuestro crecimiento en la Fe.
Me despido de ustedes dejando este pasaje de Juan 3:16 “Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna”
Los abrazos con cariño.
Mtra. Emma Ilesas Navarro
Directora General