Nuestro santo patrono, San José de Calasanz, encontró en las calles de Roma la mejor manera de servir a Dios, inspirándome en mi camino como maestra. Al igual que él, he descubierto mi misión al educar y acompañar a los niños y niñas del colegio.
El carisma calasancio me recuerda cada día la importancia de servir desde el amor y la vocación. Esto hace que mi labor sea no solo un trabajo, sino un compromiso con la formación integral de cada estudiante.